
Estamos aterrizando a Madrid desde el Cairo, Egipto. Comentamos con mi padre los interesantes lugares que hemos visitados los templos, las pirámides, en Nilo, el barrio Cupto donde esta la casa transitoria donde Maria y José escondieron a Jesús.
Todo el viaje en Egipto fue bien pero hay algo que no me puedo quitar de la cabeza, de mis neuronas que a veces se alojan en mi corazón, en mi conciencia, ellas se trasladan y dejan de ser lo que son para traerme información a la inquietud y el malestar que siempre en ellas pongo, siento rabia ajena al ver las condiciones de vida de la población árabe, que a pesar de ser en su mayoría son jóvenes, es el país mas viejo que he podido visitar, viejo en el sentido del pesimismo de cómo han distribuido su fe, viejo no en edad pero en pensamiento, están atrasados siglos…
No creo que la pobreza en ese país haya cobrado aun su máxima expresión pero los que si se sienten ya derrotados son sus propios habitantes y están permitiendo que la indignidad de su población si llegue a su máximo pico, algo que desintegrando, ensuciando, mancillando y humillando la conciencia del ser humano, me refiero al ser mendigo en todos los niveles sociales y gubernamentales, de aquellos que habitan en tan histórico lugar. Es tan mendigo el que uno encuentra en la calle como el policía que esta cuidando un monumento histórico o una pirámide, una esfinge, o alguna tumba de algún faraón. Son mendigos a todo nivel.
No quiero generalizar, pero parecer ser parte de la cultura de ese país, estrechar la mano a cualquier turista se le cruce en su camino, pero no para brindarle ayuda sino mas bien para pedirle una “propina”, dinero a cambio de nada, se han convertido en un traga monedas. Me da mucha pena el pueblo árabe que tanto reza…
No me sorprendería tanto si el mendigar lo realizaría un niño, no porque este en el derecho ni en deber de mendigar pero muchas veces el hambre, la no fortaleza física y la no preparación profesional obliga a que la niñez mendigue de manera espontánea o sea inducida por una mafia de adultos.
Los niños, adultos, hombres con fortaleza física, han convertido ese país en uno de los países mas mendigos hasta ahora. Observo esos centros comerciales del Cairo, que son cuadras y cuadras interminables, inmensas de tiendas tras tiendas de todo tamaño rodeados de un caos vehicular impresionante y adornadas de paredes opacas impregnadas por el humo que diariamente emitidas los vehículos haciendo la ciudad del Cairo, en la ciudad del polvo, mas aun por el descuido de sus autoridades de esa ciudad.
El turista en su estadía en Egipto, va aprendiendo ha esquivar al árabe, vendedor de souvenir, que tratan de engañar sin compasión alguna a su cliente colocando precios extremadamente altos, llegando a ofrecer 300 dólares por un souvenir pero cuando el turista le niega todo tipo de interés, estos se lo rematan inclusive hasta 10 dólares, como se ven caer los precios en solo 10 minutos, esto crea una mala sensación entre los turistas. Ya todos quieren huir de los vendedores, ya nade quiere ni siquiera mirar lo que ellos ofertan.
Avanzan los días y ya la mayoría trata de evadir todo tipo de contacto con gente del lugar, e inclusive, ni el taxista, ni el mismo guía se salvan porque en el momento menos pensado te están sacando el dinero por las buenas o por las malas.
La gente ya no quiere comprar mas…El guía nos lleva a una plaza, rodeada de cafeterías, los turistas están ya tranquilos porque han decido no comprar mas ya no quieren lidiar con los vendedores que te ofrecen sus productos sin respetar la edad del comprador, se ha perdido todo respeto al turista. Egipto, parece ser la ciudad donde el dinero, el desorden, el caos y las mezquitas prevalecen.
Por fin, que el guía nos lleva a un lugar donde hay cafeterías, alrededor de una plaza y poder descansar en tranquilidad después de tanto recorrido y esquivamiento de vendedores.
El grupo de turistas de dispersa, ya nadie quiere comprar pero solo caminar y ver un poco lo que ofrece alrededor de la plaza. Con mi padre y el guía regresamos de visitar una mezquita cercana.
Cuando nos aproximamos a la primera cafetería para sentarnos y esperar al resto del grupo de turistas, observo como los “benditos” jaladores de clientes se acercan como aves de rapiña, están ya al acecho de los turistas.
Me acerco al guía y le digo:
“Mira, amigo guía, un gran favor, acércate a tus compatriotas árabes y háblales un poco fuerte, diles que no nos obliguen ha sentarnos donde no queremos y que ya tu elegiste un lugar para tomar un café, y que ni siquiera nos dirijan la palabra, por el bien de ALA…”.
Cada cafetería tiene como mínimo 6 jóvenes jaladores (llamadores de clientes), y estos se pelean de “palabra” con los otros 6 del otro bando, o mejor dicho del otro restaurante, el guía interviene de inmediato y en su idioma árabe los hace tranquilizar.
Nos sentamos con mi padre y pensando que tomaríamos un café tranquilo pero a los minutos empiezan ha hablar desde unos parlantes colgados en la pared y en torre de la principal mezquita. Yo sorprendido comento: “Pero que infierno es este, ni sentado tomando un café puede uno aquí tener tranquilidad, sino es el vendedor, de souvenir, o el llamador de clientes. Pues ahora no faltaba mas, es la mezquita que habla para llamar a sus holgazanes feligreses, que en lugar de enfrentarse cuerpo a cuerpo al poder de su dictador prefieren comerse el Coran”.
La voz que sale del parlante es el llamamiento a los feligreses a rezar en la mezquita. Mi padre ya agotado se queda dormido después de tomar su café.
Yo me quedo observando la mezquita que esta en la plaza, miro a los árabes, a un lado rezando por el otro a jóvenes que se pelean entre si por ganarse un par de clientes para tomarse un café que cuesta dos euros.
Le pregunto al guía: “Dime, tanto gana esta gente que se pelea por clientes, que en verdad no son muchos, la mayoría se toma solo un café o una bebida gaseosa”?. El guía, mueve la cabeza y dice: Bueno, tampoco no lo se.
De inmediato se aparecen frente a nosotros una pareja de españoles que pertenecen a nuestro grupo, ellos al vernos se alegran, alegría que solo duro segundos, porque ni bien se acercaron a nuestra mesa fueron acorralados por los “benditos” jaladores o llamadores de clientes, pareciendo casi un rapto, el “rapto de un cliente”, el amigo gallego y su novia pierden la paciencia, piden que por favor, los dejen en paz, que ya eligieron el lugar donde sentarse que, por favor, no los acosen, ni los molesten que solo se tomaran una bebida, los españoles casi suplicándoles a los árabes les piden PAZ.
Sigo pensando: “No entiendo como estos árabes, llamadores de clientes, puedan ganar algo de dinero, si todo el tiempo están sacando un cigarro tras otro, fuman y hablan en voz alta sin respetar al turista que busca solo tranquilidad. De verdad, no tiene lógica el tiempo que ellos gastan en trabajar y el gasto que hacen ellos en sus cigarrillos”.
Le pregunto al guía, que si están contentos con su presidente, ya que parece un monarca que ha creado un caos en Egipto porque ya son 30 anos que tiene el señor casi dictador Muhammad Mubarak en el poder.
Le realice al guía así como a otros árabes la misma pregunta y casi todos ellos responden lo mismo: Que el actual presidente es un sinvergüenza, dictador, que no hace nada, solo tiene poder “pero” que es posible que en la próximas elecciones gane su hijo y que esperan que sea mejor que el padre (esto me hizo recordar a Keiko y su padre Fujimori), porque el no ha realizado absolutamente nada bueno y el gobierno es solo corrupción. Además, comenta, el guía, el presidente tiene un gran apoyo de los países europeos, de los EE.UU y del ejercito.
Yo le comento al guía:
“Dime, como es posible, que ustedes, un pueblo tan religioso, que aman y adoran a su religión. Ustedes que hasta ahora no le perdonan a Napoleón, aquella vez, hace 200 anos, el entro a caballo a la mezquita mas importante de Egipto. Pues como es posible que aquí en tu país, donde hay un predominio de juventud, se dediquen solo a rezar a rezar y solo se reúnan a rezar, porque no se reúnen para otras cosas como por ejemplo para derrocar a su presidente-dictador, que tanto atraso a traído a su país, y ese viene burlando de ustedes 20 anos. Porque no se organizan, protestan, luchan pelean juntos por una sola causa, restablecer el derecho democrático en su país porque no encuentro lógica a que todos ustedes escuchen el campanazo del rezo desde su mezquita y todo siga igual en su país, y no escuchen el campanazo del verdadero cambio, de la justicia, el orden, en su país, porque no hay adelanto y mas aun la gente en su mayoría solo mendiga”.
El guía con cierto malhumor, responde, que en su país es así y la religión y la política son dos cosas diferentes y que no se tienen que mezclar.
Yo me pongo a pensar que tan árabe para ingenuo o haragán es, prefiere meterse mil rezos diarios a que enfrentarse al poder. Se, que estoy hablando con un fanático como son todos los otros que habitan en ese país, que esperan que el cambio llegue por obra y gracia del Espíritu Santo, sin que ellos realicen un verdadero esfuerzo, es muy fácil rezar pero difícil hacer.
Le doy a conocer que su religión musulmana que seguro que es muy buena, pero le doy el ejemplo de Jesús, que siempre oro para que lo que sus ideales se realicen en bien de los demás, enfrentándose al poder hace 2000 anos, el no se dedico nunca a rezar y ha quedarse sentado en su casa escogiendo el arroz, acariciando a su perro o dándole maíz a sus aves. Por el contrario El, al igual que los grandes revolucionarios de nuestra historia, sin excluir a nadie, siempre han salido de sus catacumbas, de sus casas ha realizar obra y así enfrentarse directamente con su realidad, al poder de turno y cambiarle el rumbo a los destinos de sus países, de su población.
Nuestra conversación termino ahí, es hora de subir al bus, y partir hacia el hotel. La conversación de todos los turistas fue en todo momento del comportamiento casi “sin dignidad” de los árabes de ese Egipto, cada uno empezó a relatar sus experiencias cómo fueron engañados, o casi engañados por algún árabe o aborrecidos por otros, sin tener el mínimo respeto por el turista que viene a conocer no solo las grande civilización antigua egipcia pero también a conocer el actual sistema y la población que en ella actualmente habita, hasta cuando?. No lo se.
Lo que si puedo decir que no hay religión mala, pero malos son los que hacen de a religión un fanatismo, una manera de manipulación de la gente, como hemos podido apreciar cuando un día después del 28 de julio todos los políticos de “turno” todas las bancadas fueron a pasar una misa en una iglesia Adventista, en Lima. Haciendo ese ridículo porque “papa” Alan, esta pegado a todo tipo de religión, y eso supuestamente le ha traído frutos.
Porque la religión se lleva por dentro, y no haciendo ridículos, no caigamos en las telarañas ni de Musulmanes, ni de Católicos, ni de Adventistas, ni de Ciprianes, ni de Bambarenes, etc, que solo buscan el poder de ellos mismos cultivando la ignorancia de sus pueblos.
Oremos primero ante nuestra propia conciencia y después ante lo que venga, y evitemos de esa manera ser “La Egipto que Reza mucho pero que Nada Hace”.
Hasta pronto!.
Cesar Fernández.